Busca ser la primera mujer en completar el desafío Ironman en la Antártida: la historia de Begoña Alday

Muy pocas personas en el mundo logran completar un Ironman, la competencia que exige nadar 3,8 kilómetros, pedalear 180 km y correr un maratón. Hacerlo en condiciones extremas de frío, como las que se viven en la Antártida, es aún más excepcional. De hecho, el único que logró esta hazaña fue el danés Anders Hofman, en febrero de 2020.
Ahora, Begoña Alday (29), ex capitana de la Marina española, se propone un reto sin precedentes: convertirse en la primera mujer en completar un Ironman en el continente blanco. Todo comenzó con un accidente en altamar que la hizo enfrentar el frío más extremo y, desde entonces, transformó ese miedo en un objetivo personal.
Con el fin de prepararse para la prueba, que será en enero 2026, se entrenó junto a deportistas de élite en algunos de los lugares más fríos del planeta, compitió en la Copa del Mundo de Aguas Heladas en el glaciar Perito Moreno y cruzó nadando el Canal de Beagle, poniendo a prueba su resistencia física y mental.
“En 2023, una noche navegando en Cabo de Hornos tuvimos un accidente: una vía de agua en el barco. El agua helada entraba como en el Titanic. Era de noche, hacía un frío tremendo, y finalmente nos rescató la Armada argentina”, recuerda Begoña, en diálogo con Clarín.
“Aquel fue mi primer contacto con el miedo real a morir congelada. Y cuando volví a casa, pensé: necesito reconciliarme con esto”, agrega. De esa experiencia nació “Ironhuman”, su proyecto más ambicioso: completar un triatlón de larga distancia en la Antártida.
El deporte la acompaña desde siempre. La pasión la llevó al terreno profesional como militar en las fuerzas armadas y capitana de la marina mercante española. Y esa combinación de entrenamiento físico, disciplina y espíritu aventurero terminó confluyendo en su gran desafío en el fin del mundo. “Quería reconciliarme con ese agua helada y con esa idea de hacer algo extremo y ahí fue cuando pensé: ¿por qué no hacer un triatlón en la Antártida”, admite.
El nombre de su proyecto no es al azar. No es casualidad que haya dejado atrás la palabra man (hombre en inglés), la atleta se identifica como persona no binaria. “Lo llamé Ironhuman porque quiero romper con esa idea del IronMan. Me parece importante el lenguaje: no es cuestión de género, es de humanidad. Mucho más allá de lo que el mundo espera de vos, está lo que vos esperás de vos misma”, relata.
Begoña reconoce que siempre fue “muy friolenta”, la típica que pide subir la temperatura del aire o que tiene las manos y pies helados en la cama. Y quizá por eso sorprende más escucharla decir: “Enfrentar el frío me hace sentir más fuerte. Me enseñó que el límite está mucho más en la cabeza que en el cuerpo. Porque con el frío llega un momento en que el cuerpo ya no puede solo, y es la mente la que tiene que ayudar”.
Para entrenarse viajó por varias países y también entrenó con grandes deportistas. Practicó apnea bajo hielo con la finlandesa Johanna Nordblad, quien batió el récord mundial absoluto de apnea bajo hielo; corrió Yukon Arctic Ultra, la carrera más fría del planeta en Canadá y se entrenó en Islandia y Groenlandia.
Más tarde, participó en la Copa del Mundo de Aguas Heladas en el glaciar Perito Moreno, una experiencia que describe como “un 5% natación y un 95% coraje”. “El cuerpo va adonde lo lleves, pero es la mente la que tiene que resistir al frío”, reflexiona.
También cruzó el Canal Beagle, el estrecho ubicado en el extremo austral de América del Sur, que conecta las aguas del océano Pacífico con las del Atlántico, y en el que la temperatura del agua puede alcanzar los 3°C. Cada destino forma parte del camino hacia enero de 2026, cuando planea pararse en la Antártida para intentar lo que nadie más logró.
A diferencia de las competencias oficiales que reúnen a cientos de triatletas alrededor del mundo, el Ironman que Begoña planea realizar no será una carrera ni un evento organizado. Su proyecto es “una expedición y un reto que llevará a cabo de forma independiente y autónoma”.
Pero más allá de lo deportivo, hay algo en su propuesta que también busca abrir espacios: “Quise armar un equipo íntegramente femenino. Porque cuando vas a buscar un capitán de barco, un rescatista o un camarógrafo para la Antártida, casi siempre aparece un hombre. Y no es porque las mujeres no puedan, es porque no tienen el acceso. Yo quiero que este proyecto sea ejemplo de que nosotras también podemos ocupar esos lugares”.
Las imágenes de cada entrenamiento y del desafío se recopilarán en un documental. Begoña no solo busca hacer historia en el triatlón extremo, sino también desafiar las etiquetas de género, embarcándose en un desafío que combina resistencia, aventura y uno de los entornos más extremos del planeta.
Fuente: www.clarin.com